Tu país son tus amigos.
Empiezo este post dedicado a mi patria -la Playa de San Juan- con esta hermosa frase, extracto de la película Martín (Hache). Si quieres escuchar la conversación pincha aquí.
Y digo patria, precisamente por eso. Si me conoces sabrás que nací en Madrid, a los 3 años me fui a París, y desde los 7 vivo en Alicante (ya son 14 años aquí, el 66% de mi vida). Aquí es donde he conocido a mis amigos, mi verdadera patria, y por eso le tengo tanto cariño a Alicante, y concretamente a la Playa de San Juan, mi barrio.
Así que paso a contar la historia de la playa de San Juan. Pongo contar en cursiva porque una vez más quería utilizar el máximo número de fuentes pero me he encontrado un artículo cojonudo que lo cuenta mil veces mejor que yo, así que esto que viene ahora es prácticamente idéntico al artículo original. Le he quitado algunas opiniones personales, ya que, como la gran mayoría, considera los edificios de este lugar una aberración. Yo no lo considero feo (un poco caja-cerilla, pero no me acaba de disgustar), simplemente es, a mi juicio, algo falto de personalidad. Por otra parte, si te gusta el archivo fotográfico (una joya) en el original puedes encontrar casi 30 imágenes con sus referencias.
Hasta que leí este artículo pensaba que hace 100 años en la Playa había un gran campo de cáñamo (creo recordar haberlo leído en una revista) destinado a la producción de ropa. Pero se ve que estaba equivocado porque el artículo parece estar bien documentado y ni lo menciona, y googleando no he encontrado nada relacionado.
Historia de la Playa de San Juan
La Playa de San Juan nunca perteneció a San Juan de Alicante. Recibió el nombre por su proximidad con el pueblo. Hasta 1779, San Juan pueblo era una pedanía de Alicante (por lo que pertenecía al término de la ciudad), y las tierras que hoy se conocen como Playa de San Juan también pertenecían a Alicante. Cuando el pueblo obtuvo la independencia administrativa no se le otorgó el territorio de la Playa.
La Playa en 1930 |
Ese desconocido lugar podía sentirse orgulloso de proporcionar al eventual aventurero un paisaje tan idílico como extraño, una generosa perspectiva sin obstáculos visuales: desde la Torre del Faro de Huertas hasta la vega alicantina: (Condomina, Santa Faz, Benimagrell...); el opulento verde de la Huerta, con sus torres de defensa y haciendas señoriales. Desde la orilla de la Playa de San Juan no era extraño divisar las fincas Ansaldo, Ruiz, San Antonio, Moñinos..., todas ellas con sus torres preparadas para hacer frente a los corsarios africanos.
Familia Pascual de Pobil |
Nadie recuerda cuándo comenzó esta costumbre; pero lo cierto es que una vez al año, los huertanos acudían en masa a la Playa de San Juan. Para el huertano, entre sus provisiones no podía faltar el aceite, las magdalenas para el desayuno, los embutidos, la leña y el agua potable.
Siempre se intentaba la pesca para conseguir el fondo de un caldero. No obstante, las mujeres (no muy confiadas en las habilidades masculinas) habían traído en el carro por si acaso la fritangueta de tomate, pimientos y caracoles para la paella. Y junto a ella, nunca faltaba el meló, y claro, el tinto, el vino tintorro elaborado en las pedanías rurales de la Condomina y Fabraquer, vino de 18 grados que te hacía crecer pelo en el pecho.
Terminado el baño humano, se iniciaba otro baño: el de los animales que habían arrastrado las decenas de carros. La mula era llevada al mar hasta alcanzar el banco de arena por el jefe de la familia, también en traje playero (pantalón de cotoné, azul y rayado en blanco). El baño de las caballerías alcanzaba tal importancia numérica, que se asegura pasaban de mil las que se adentraban hasta la barra gozosamente.
Pero un buen día, el progreso hizo desaparecer los carros de mulas y los convirtió en arcaicos coches mecánicos. Los caminos a la playa se mejoraron y apareció el ferrocarril. Sí, fue en el año 1911 cuando se inauguró el trenet de La Marina, que enlazaría la capital con Villajoyosa.
El Consistorio de Alicante comenzó a recibir peticiones de licencias de obra. Habían llegado los poderosos industriales textiles de Alcoi y zapateros de Elda, con la idea de levantar muchos chalets blancos en la linea de la playa. Así nacieron los palacetes de la zona playera, con el cenador al aire libre, la pista de tenis, la vivienda para su servidumbre y la cochera para el Hispano-Suiza.
Apenas cuatro años después, en 1915, la playa ya estaba totalmente descubierta: más de 100 chalets particulares en la franja costera y un lugar de reclamo para gran parte de los ciudadanos.
El Ayuntamiento recibió en 1926 una atractiva propuesta (acompañada de planos, memoria, etc...) para construir un Hotel-Balneario, presupuestado en dos millones de pesetas. Se designó una comisión para estudiar el proyecto, en la que se encontraba, entre otros, D. Juan Vidal Ramos. Tras el estudio, el alud de escritos, estudios financieros, y el tiempo (mucho tiempo), se llegó a 1931. Aquella fecha y aquellas elecciones municipales con la República, marginó muchos proyectos buenos y malos, entre los que se quedaría el Hotel.
Con la llegada de la República, el alcalde D. Lorenzo Carbonell Santacruz desarrolló un plan mucho mayor (y ambicioso) para la Playa de San Juan. Su desarrollo fue el siguiente:
- 19 de Agosto de 1932: Se aprueba un proyecto para instalar un Hotel Municipal, Balnearios, viviendas, bosques y jardines, y medios para comunicar la playa con la capital
- 27 de enero de 1933: Indalecio Prieto, Ministro de Obras Públicas, presenta en las Cortes un proyecto para fomentar el turismo en la playa de San Juan “magnífica en su extensión y soberbia para el reposo”.
- 9 de marzo de 1933: Manuel Azaña, jefe del Gobierno, dispara el primer barreno para construir la carretera hacia la Playa.
- 7 de julio de 1933: Se acuerda construir la Ciudad Satélite, con Club de Golf, campos de deportes, aeropuerto con base para hidroaviones y pista de aterrizaje para aviones convencionales.
Cartel desaparecido en Benimagrell |
Además, se convocó un concurso nacional de anteproyectos, dotado con 25.000 pesetas, que ganó el arquitecto Pedro Muguruza. Su propuesta, de 59 folios mecanografiados por una sola cara a dos espacios, era ambiciosa.
Multitud de veces he recorrido toda su vega, toda su playa; los altibajos que ponen un matiz de cambiantes en la fisonomía del contorno; cada lugar pelado, desierto o salvaje, era para mí un recuerdo de puntos de otros países peor dotados, convertidos en mansiones principescas, en zonas de recreo, campos de deportes, focos de atracción y ejemplos de vida pacífica...
Proyecto de Muguruza |
Chalets en los años 40 |
Respecto a los hoteles caros, uno estaría junto al mar, con buena comunicación con el aeropuerto, anclaje de canoas, playa propia, 120 habitaciones y campo de golf; el segundo, estaría en una zona aislada, rural, en plena naturaleza y alejado del bullicio.
Por su parte, el hotel barato dispondría 300 habitaciones, lo que
Supondría un desfile de 8 o 10 mil turistas, calculando una estancia media de 10 días (...) Sería netamente popular y enquistado en las costumbres locales, adecuado a la formación de familias y turistas vulgares, paseantes o curiosos, nadadores asiduos o aficionados al gimnasio.A pesar de que el proyecto de Muguruza hubiera significado la construcción de una ciudad nueva para el turismo como no existía en aquel momento en ningún otro lugar del Mediterráneo, una iniciativa con muchos años de adelanto sobre la moderna concepción de los destinos turísticos, y con dotaciones de las que aún hoy, sesenta y cinco años después, todavía carecen estas playas, llegó la terrible Guerra Civil.
Las autoridades franquistas gobernantes después de la contienda, eliminaron el proyecto, ya que la consideraron como un ejemplo de las ideas urbanísticas y de la concepción de ciudad del régimen republicano. En otras palabras, "olía a rojo".
Por eso, para eludir las restricciones del Plan Muguruza respecto a alineaciones, se segregaron del mismo tanto La Albufereta como la parte de la Playa de San Juan perteneciente al término de El Campello, a la que se denominó Muchavista, para dejarla fuera de aquel ordenamiento global. El resto del proyecto se echaría abajo a base de tolerar un altísimo volumen edificado, de infracciones urbanísticas constantes y de pequeños polígonos inconexos. En definitiva, se pasó de un plan identificado con el urbanismo de mayor futuro de su tiempo, a una no-planificación de la gran extensión de suelo vinculado a las playas de la Albufereta, San Juan y Muchavista que ha derivado a lo que tenemos hoy en día.
Para terminar, aquí podemos ver un vídeo de la Playa de San Juan en 1964.
¡Un saludo!
me gusta tu patria, pues también es la mía.
ResponderEliminarmagrada este trosset de món xq em recorda a vosaltres amb sabor a sal, cervesa, sensació de calor i felicitat...
ResponderEliminarEstas imágenes me han vuelto a poner nostálgica.
ResponderEliminarCreo que desde que me fui de Alicante, hará ya un año y medio, he leído más sobre su historia que en toda mi vida. Cada vez que tenía que hacer una trabajo de historia acababa buscando imágenes y "anécdotas" de Alicante.
Madrid podrá ser todo lo grande que quieran, pero aquí me parece que todo el mundo está triste.
Y el mar, echo de menos su olor...
¡Cómo me explayo!